domingo, 18 de julio de 2010

LA TORTUGA GIGANTE, Horacio Quiroga

Narra la historia de un hombre, que vivía en Buenos Aires, que un día se enfermó y su doctor le dijo que para curarse tenía que vivir en el campo. Un amigo suyo, que era dueño de un Zoológico le propuso que se vaya a vivir al monte que se encontraba en su Zoológico; así sucedió y el hombre fue a vivir al monte.

Pasaron los días y el hombre se adecuo a la vida que llevaba, cazaba animales para comer, dormía al pie de los árboles y cuando hacía frío construía hamacas con hojas de palmera para dormir. Hasta que un día cuando se encontraba cazando vio que un inmenso tigre acechaba a una tortuga, el hombre al ver esto atacó al tigre y se dispuso a comerse a la tortuga pero al verla toda débil y casi moribunda decidió llevársela para curarla. Así pasaron los días y el hombre curaba las heridas de la tortuga y le daba palmazos en el hombro para tratar de reanimarla, hasta que un día el hombre cayó mal y ya no se levantaba de su hamaca y la tortuga al ver lo que en su momento el hombre hizo por salvarla, decide cuidarlo para que se mejore, pero así pasaron los semanas hasta que un día el hombre se despertó y delirando dijo que solo se podía sanar si se iba a Buenos Aires; al escuchar esto la tortuga no dudo en empezar un largo viaje hacia la capital de Buenos Aires, pasaron las semanas y la tortuga caminaba sin dudar; cada ocho horas le daba de comer al hombre y ella se echaba a dormir, hasta que un día la tortuga ya no podía mas, estaba muy débil y esa noche al ver en el cielo una luz se echó a dormir; pero un ratón que se encontraba cerca le preguntó a la tortuga que hacía y ésta le explicó que quería llegar a Buenos Aires para curar a su amigo, el ratón riendo le dijo que ya estaba en Buenos Aires y que la luz que veía era de la ciudad. La tortuga cobró más fuerza y terminó su viaje, el director del Zoológico al ver llegar a su amigo lo auxilió y en las próximas semanas logró salvarse. El hombre al saber lo que la tortuga había hecho por él le tomo un gran cariño y ya no quiso separarse de ella.

El Zoológico adoptó a la tortuga y el hombre va a visitarla todos los días.


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